Hacer las cosas «a tiempo» resulta más rentable.

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La semana pasada, al hacer la entrega de un juego de calibres a un cliente, me comentaba que por primera vez, recibia el calibre antes que el molde de inyección. Esto que parece que debería ser siempre así y que parece tan básico y trivial, no ocurre siempre. Es un gran error que no ocurra. Una de las grandes ventajas que tienen los calibres, tal como hemos comentado en articulos anteriores es la de poder verificar las primeras piezas fabricadas con los medios de producción definitivos y poder tomar las decisiones correctas en cuanto a ajuste de éstos medios, sobretodo en el caso de piezas que forman parte de un conjunto o mecanismo y su ajuste es crítico.

La experiencia me demuestra que en casi el 30% de las ocasiones los calibres llegan cuando la producción ya esta iniciada, y las posibilidades de amortizar el calibre son mucho más bajas.
Otro cliente me justificaba la decisión de lanzar la fabricación del calibre cuando ya tienen claro que la pieza se esta fabricando correctamente y que no va a sufrir modificaciones de diseño. Para que queremos el calibre entonces? El coste de las posibles modificaciones de un calibre en comparación a la utilidad que nos va a dar no tienen ni punto de comparación. Aprendamos de los errores.

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