Tal como reza el último número de julio de la revista El Economista Digital 4.0, «las redes han salvado al mundo cuando mas lo necesitaba», y es una verdad como un templo, por que se han podido mantener muchos puesto gracia sal teletrabajo, se han mantenido volúmenes de ventas gracias a internet, se ha mantenido buena parte de la logística gracias a estas ventas, que han permitido mantener actividades industriales, etc….
Las peticiones de interconexión en los centros de datos de las grandes operadoras han incrementado un 300% des de el inicio de la crisis sanitaria, y este crecimiento se ha visto especialmente en los hogares donde se encontraban las personas teletrabajando. Todo las empresas que apostaron previamente por la Industria 4.0 se han visto enormemente beneficiadas (o mucho menos perjudicadas) y muchas personas han podido seguir trabajando o mejorando procesos, implantaciones o despliegues de la digitalización desde casa.
No pensemos que esta situación ya está superada y que todo volverá a la normalidad después de unos meses. Parece que este virus ha venido para quedarse y debemos repensar los modelos de negocio y las formas de trabajar para que se adapten a esta situación que perdurara en el tiempo. Es importante saber que estos cambios ya tenían que suceder igualmente pero la situación sanitaria nos ha obligado a acelerar enormemente.
Everis, que a finales de 2019 ya publicó su segunda edición del estudio Smart Industry 4.0, hace un buen resumen en su blog de la situación de la Industria durante la crisis sanitaria. Principalmente nos indica que los dos principales ejes transformadores del cambio van a ser el Big Data y la Inteligencia Artificial. Para poder aprovechar al máximo estas palancas debemos hacer un esfuerzo por digitalizar las empresas y tener el objetivo de lograr una realidad productiva y social más y mejor preparada. «El camino hacia la consecución de la Industria 4.0 debe ir de la mano de la necesaria transformación digital en los dominios principales de una empresa: una cadena de suministro digital, una fabricación digital, unos productos y una corporación digital». La Calidad es una de las áreas donde se prevé mayor inversión, juntamente con la monitorización de la OEE, el mantenimiento y planificación de la producción. En este gráfico podemos ver los niveles de importancia que le dan las empresas a cada área y las previsiones de inversión que tenían ya antes del COVID-19.
En otro artículo muy interesante que ha publicado Nicolas Loupy (Dassault Systemes) esta semana con el título Industria europea: ¿Hacia donde vamos? nos pone de manifiesto la necesidad de potenciar en conjunto la reindustrialización, para ser competitivos frente a EEUU y China, y textualmente dice «Es el momento de apostar por la generación de nuevos modelos, basados en la innovación, la digitalización y la colaboración a través de plataformas en la nube». Evidentemente que hay que utilizar todas estas tecnologías inteligentemente y preservando la confidencialidad de los datos mediante blockchain u otras formas, pero si no somos ágiles con este cambio deberemos asumir riesgos mayores que no nos van a beneficiar. Todas las crisis como esta suponen oportunidades que debemos aprovechar.