Estar en este sector permite ver el mundo del automóvil de una manera diferente. Observas, día a día, todos los cambios, innovaciones y mejoras que se van produciendo, aunque más que observar, para ser exactos deberíamos decir que los “vives” y los “sufres” muy de cerca.
Debo confesaros que hace solo algunos meses que estoy en el mundo del control dimensional (y, concretamente, en el sector del automóvil) por lo que mi mirada sobre este mundo, y lo que representa, es todavía externa y casi fría. Para ser precisa, soy comercial: vendo calibres de control.
Como podréis suponer, la primera vez que ví un calibre, lo miré como si se tratara de un extra-terrestre, la verdad es que no imaginaba que para fabricar un coche, los constructores necesitaran útiles de tanta precisión para verificar cualquier punto de cada pieza: interior, exterior, motor… absolutamente todo está controlado a décimas o incluso centésimas de milímetros !
Si tuviera que dar unos consejos a gente que, como yo, acaban de entrar en este particular mundo, podría señalar los siguientes:
1 – No asustarse: el tema parece muy complicado al principio, y lo es, pero también se aprende muy rápidamente. No os preocupéis, es accesible para cualquier persona. Hablando en particular de los calibres: una vez entiendes que la pieza tiene que ser fijada sobre el calibre, es decir apoyada y centrada y, en general, según sus isostatismos y fijada mediante apretadores – ya has avanzado mucho. Luego solo falta saber como quieren realizar los controles: con brochas P/NP, galgas 33, llave dinamométrica… y prácticamente ya lo tienes. Bueno, prácticamente, porque no hay que olvidar el tema de las inclinaciones que puede complicar mucho un calibre.
2 – Nunca generalizar: cada cliente es diferente y tiene exigencias diferentes: la complejidad de los calibres puede variar mucho según los clientes.
3 – Estar cerca de la oficina técnica y no dudar en preguntar para estar seguro de haber entendido bien el proyecto (es básico, ya que luego deberás contestar a las preguntas de los clientes).
4 – Se pueden proponer soluciones diferentes a las propuestas por el cliente ( y de hecho, muchas veces será más que aconsejable hacerlo) pero, no debe olvidarse que, al final, es muy probable que la mejor solución será la que ha elegido el cliente.
En fin, creo que para cualquier persona un poco nueva en este sector, es interesante tratar de ponerse en el lugar de cada uno de los protagonistas de este peculiar mundo : en la piel de un técnico cuando se enfada al cambiarle un punto de apoyo en el último momento (lógico, tendrá que empezar prácticamente de nuevo), en la piel del comercial que deberá dar explicaciones al cliente sobre los motivos del retraso en la entrega, y claro está, en la piel del cliente que, obviamente, es el que ocupa el papel más importante.
© Florence Léger, 2006