Los recubrimientos PVD (Physical Vapour Deposition) miden tan sólo unas pocas milésimas de milímetro de espesor, pero son más duros que el acero. Estos recubrimientos de baja fricción son extremadamente resistentes al desgaste y químicamente inertes. El material y las propiedades de los recubrimientos PVD se seleccionan de manera que se adapten a los requisitos específicos del cliente.
En la página de Balzer Coating Guide podréis encontrar el mejor recubirimiento para cada aplicación y las características técnicas del BALINIT.
El espesor de recubrimiento típico en una producción en serie es de entre 0,5 µm y 4 µm. Las aristas afiladas, los acabados superficiales con textura o en espejo y las mínimas tolerancias de producción permanecen inalterables. Por ello, tras el recubrimiento no se requieren trabajos de acabado y éste puede ser el último paso de producción. Para estos procesos, los útiles o componentes se colocan en una cámara en la cual se crea el vacío. Únicamente en vacío pueden depositarse con reproducibilidad recubrimientos de tan sólo pocas µm con una composición definida y propiedades específicas.
Debido a que el recubrimiento confiere una alta resistencia al desgaste y una baja fricción, se puede elegir un material base con una óptima dureza y tenacidad. No existe restricción básica para el recubrimiento de aceros con los procesos PVD. La regla para cualquier material es: la temperatura del tratamiento térmico final (para los aceros, normalmente es la temperatura de revenido) debe ser superior a la temperatura de recubrimiento (dependiendo del recubrimiento, entre 200 °C y 500 °C), ya que el recubrimiento es la última etapa del proceso.
La superficie de las herramientas, útiles o componentes a recubrir es clave, ya que su estado influye decisivamente en el rendimiento de un recubrimiento. Para conseguir una adherencia excelente, la pieza sobre la que se depositará el recubrimiento estará rectificada o pulida y bien limpia. La rugosidad media Rz de las superficies funcionales a recubrir puede utilizarse como principal indicador general. Este valor tiene que tener el mismo orden de magnitud que el espesor de recubrimiento. Con valores de rugosidad superficial mayores existe peligro de que el recubrimiento se desprenda en los picos de rugosidad debido a las elevadas presiones superficiales locales existentes.
Los recubrimientos PVD reducen la fricción, el desgaste y la corrosión. Los útiles recubiertos con PVD mejoran la productividad y calidad en el procesado de metal y plástico, mientras que los componentes recubiertos con PVD en vehículos, máquinas y otros dispositivos cumplen sus funciones con mayor fiabilidad y durante un periodo de tiempo más prolongado.
En resumen, las herramientas y útiles recubiertos con PVD le ofrecen las prestaciones necesarias para cumplir con las exigentes demandas de las modernas tecnologías de fabricación. Nos podemos aprovechar de estas ventajas en los procesos de corte, punzonado, conformado, inyección de plástico e inyección de aluminio.
Si nos referimos a la utilización de recubrimientos PVD en componentes de precisión, los recubrimientos PVD hacen que, por ejemplo, las cajas de engranajes funcionen con mayor fiabilidad y sean capaces de admitir mayores cargas, reducen el consumo de combustible del motor, aumentan las prestaciones de las bombas y compresores y las hacen menos agresivas para el medioambiente.
Toda esta información ha sido facilitada por: Oerlikon Balzers-Elay Coating S.A. y podéis dirigir vuestras dudas a info.balzers.es@oerlikon.com
Podrian de favor mandarme información y contacto de sus recubrimientos