«Sin gallinas: basta un par de huevos para implementar un QMS» responde a la resistencia al cambio porque es una barrera común en la adopción de tecnología y procesos digitales en la industria. Es cierto que cualquier cambio conlleva cierto grado de riesgo, ya que implica ajustar operaciones establecidas y aprender nuevas formas de trabajar. No obstante, también es fundamental reconocer que no hacer nada también conlleva riesgos significativos. Muchas veces en las organizaciones hay «parálisis por análisis» y viene acentuado por la aversión al riesgo de afrontar un cambio en la organización, hasta el punto que si no nos empujan a hacerlo, podemos tener la percepción que no hacer nada es la opción aparentemente con menos riesgo, y esto es el principal problema de muchas organizaciones. Con la excusa de que estamos analizando las posibilidades, vamos alargando la toma de decisión.
El no embarcarse en la transformación digital puede implicar riesgos como:
- Pérdida de competitividad: En un mundo donde la digitalización es la norma, las empresas que no se adaptan pueden perder ventaja competitiva.
- Ineficiencia operativa: Mantener procesos manuales basados en papel o en hojas de cálculo puede ser costoso y lento, lo que a largo plazo puede afectar la productividad y la rentabilidad.
- Falta de visibilidad: Sin sistemas digitales, la toma de decisiones se basa en datos incompletos o desactualizados, lo que puede llevar a decisiones erróneas.
- Incumplimiento normativo: La falta de un QMS digital puede dificultar el cumplimiento de regulaciones y estándares de calidad, lo que podría tener consecuencias legales y financieras.
- Falta de escalabilidad: Las operaciones manuales pueden limitar el crecimiento y la capacidad de adaptación a cambios en el mercado.
Si bien es cierto que implementar nuevas tecnologías y procesos digitales conlleva riesgos, estos pueden gestionarse de manera efectiva a través de una planificación adecuada, capacitación de personal y una estrategia de cambio bien diseñada. La clave está en encontrar un equilibrio entre la innovación y la gestión de riesgos. Recomendamos en curso «Barreras e impulsores de la integración en Industria 4.0» que podéis encontrar gratuitamente en Kapture Academy.

En definitiva y respondiendo al título de este post «Sin gallinas: basta un par de huevos para implementar un QMS«, ser pionero en la adopción de tecnología más allá de lo que hacen los demás puede ser arriesgado, pero también es altamente beneficioso a medio y largo plazo. Sólo hace falta que tengamos gente valiente y decidida. La transformación digital puede conducir a ahorros de tiempo, reducción de mermas, mejora en la toma de decisiones y calidad, entre otros beneficios. En última instancia, la decisión de abrazar esta transformación debe basarse en un análisis de costos y beneficios, considerando los riesgos y oportunidades que presenta, pero sin complicar en exceso el análisis y la decisión.
La actitud es lo que cuenta, como en muchos ámbitos de la vida, y os podemos asegurar que la experiencia que vivimos diariamente en Kapture.io es que los proyectos de transformación digital que más triunfan son aquellos que tienen al frente un buen impulsor, mayoritariamente directivo intermedio o alto de la propia organización, que cree en el proyecto y alinea a toda al organización para resolver las incertidumbres o posibles barreras. En igualdad de condiciones, sector, recursos, situación financiera, etc… la diferencia la marcan los líderes y las personas.